La inscripción completa de bebés fallecidos después de seis meses de gestación es esencial desde la perspectiva de la salud mental perinatal, ya que contribuye al proceso de duelo y la validación social. Un total de 70 expertos en salud mental perinatal han firmado una carta para abogar por la inscripción completa en todos los registros civiles de España.
La nueva Ley 20/2011 del Registro Civil, en vigor desde el 8 de agosto de 2023, permite inscribir a bebés fallecidos después de seis meses de gestación en el Archivo de nacidos sin vida con la posibilidad de asignarles un nombre y otros datos. Sin embargo, la aplicación de esta ley varía en los registros civiles locales: algunos permiten el registro completo con nombre y apellidos, mientras que otros solo permiten el nombre de pila.
Así lo han podido comprobar los padres de una bebé que falleció al final del período de gestación, y que son miembros de la Red El Hueco de mi Vientre. Pese a la entrada en vigor de la nueva ley, a esta familia no se le permitió incluir los apellidos de su hija en el registro local.
Con el objetivo de que el Registro General se pronuncie y establezca unas directrices generales que cada registro deba seguir, un total de 70 profesionales de la salud mental perinatal han firmado un posicionamiento declarando la importancia de reconocer y poder inscribir a los hijos e hijas fallecidos en el vientre materno con su nombre y apellidos.
Se puede descargar el documento aquí.
Reconocer el duelo perinatal
Desde la perspectiva de la salud mental perinatal, es crucial reconocer la importancia de este proceso de inscripción, ya que contribuye al sano proceso de duelo y a la validación social del duelo perinatal, que a menudo carece de reconocimiento. La inscripción completa simboliza el reconocimiento administrativo de que el bebé existió, formó parte de la familia y es honrado y recordado.
Como profesionales de la salud mental, se considera fundamental permitir la inscripción completa de los hijos fallecidos, ya que un nombre completo tiene un significado cultural en nuestra sociedad y representa la familia a la que pertenecía la criatura. Esto ayuda a las familias a «recolocar emocionalmente al ser querido fallecido» en su entorno social y emocional, creando un espacio simbólico y afectivo para el bebé fallecido en la familia y la comunidad, lo que es especialmente significativo en el caso del duelo perinatal.
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